En un mundo profesional que nos pide estar siempre disponibles, resolutivas y en forma —mental y físicamente—, muchas mujeres viven atrapadas en una paradoja silenciosa: lideran equipos, proyectos y decisiones de alto impacto, pero a menudo lo hacen desconectadas de sí mismas. Esta brecha entre el éxito externo y el bienestar interno es el punto de partida del trabajo de Mery Viñas, psicóloga y coach especializada en liderazgo femenino y autoimagen, que propone un nuevo paradigma: liderar sin dejarse atrás.
El ecosistema WITH tuvo ocasión de escuchar a Viñas, que fue la invitada del último encuentro "Hablemos de", formato en el que expertas de diferentes campos comparten su conocimiento con las mujeres de la red en un entorno íntimo y privado que invita a la reflexión conjunta y la autenticidad.
Viñas conoce bien los códigos del entorno corporativo. Tras una década en el mundo de la comunicación y varios años en Silicon Valley, comenzó a acompañar a mujeres que acudían a ella por cuestiones relacionadas con la alimentación o la imagen, pero que terminaban hablando de algo más profundo: la inseguridad ante la exposición, el miedo a no estar a la altura o la sensación de tener que sostenerlo todo sin mostrar vulnerabilidad. “Para mí liderar empieza en el cuerpo. No se trata de perseguir un personaje, sino de habitar nuestro propio cuerpo para poder sostener el liderazgo con autenticidad”, explica Viñas.
El coste invisible de la autoexigencia
El éxito profesional, especialmente para las mujeres, sigue estando atravesado por una carga invisible: la presión estética, el perfeccionismo y la autoexigencia. Aunque se hable cada vez más de bienestar laboral, pocas veces se aborda la relación que las mujeres tienen con su cuerpo, su energía o su presencia.
“Muchas directivas me hablan de su alimentación, pero en realidad me están hablando de su autoimagen. En concreto sobre cuánto espacio mental se les va en cómo se ven, cómo se muestran o si estarán a la altura. Esa ansiedad estética consume energía que podríamos dedicar a liderar desde un lugar más pleno”, comenta la experta.
Esa desconexión corporal tiene consecuencias reales: fuga de energía emocional, dificultad para sostener el liderazgo desde la autenticidad e incluso bloqueo ante oportunidades de visibilidad o ascenso. No se trata solo de un tema personal, sino de un reto organizacional: afecta al bienestar, a la comunicación y a la retención del talento femenino. Por eso, trabajar la relación con el cuerpo y la presencia no es un lujo, sino una estrategia de sostenibilidad emocional en equipos y entornos de alta exigencia.
Redefinir el bienestar: del hacer al ser
Durante años, el bienestar se asoció con cumplir rutinas, comer sano o hacer yoga, pero Viñas propone un cambio radical: no se trata de hacer más, sino de revisar desde dónde nos cuidamos.
“Hemos asociado el cuidado con el rendimiento y la perfección: con tener el cuerpo perfecto, la vida perfecta, el equilibrio perfecto. Pero eso nos desconecta. Mi propuesta del nuevo bienestar femenino es volver a lo humano, volver a nosotras, volver al cuerpo y al presente”, señala Viñas.
En lugar de habitar la mente que compara y exige, Mery Viñas invita a recuperar la escucha corporal: detenerse, respirar, sentir, preguntarse qué necesito ahora y cómo puedo dármelo. “El cuerpo habla, pero pocas veces lo escuchamos. Nos dice cuándo estamos cansadas, cuándo algo no nos hace bien. La presencia empieza por ahí”.
Esa idea resuena con la metáfora que ella misma comparte en sus talleres: “No podemos liderar bien si nos quedamos sin oxígeno”. Igual que en los aviones se pide ponerse primero la mascarilla antes de ayudar a los demás, también en la vida profesional el autocuidado no es un acto egoísta, sino un gesto de responsabilidad.
Cuando el cuerpo también lidera
En su trabajo con equipos y organizaciones, Viñas combina psicología, neurociencia y comunicación para promover un liderazgo más humano y consciente. Su enfoque integra el cuerpo, la emoción y la mente como ejes inseparables del bienestar y del rendimiento sostenible. “Cuando comprendemos cómo funciona nuestro sistema nervioso y aprendemos a escucharlo, todo cambia: dejamos de sostener desde la exigencia y empezamos a hacerlo desde la presencia, desde la energía real y la autenticidad”, explica Viñas.
En un contexto marcado por la hiperconexión, la inmediatez y la constante exposición digital, este enfoque resulta más necesario que nunca. Las mujeres no solo deben demostrar su valía profesional, sino también responder a un ideal de perfección física y emocional imposible de alcanzar. El resultado es un modo supervivencia permanente. Viñas propone salir de ahí y entrar en el modo presencia: un estado en el que las decisiones nacen del equilibrio y no del miedo.
Reformular el éxito
Al final, este nuevo bienestar no trata de renunciar a la ambición, sino de redefinirla. Significa elegir conscientemente desde los valores personales, no desde las expectativas externas. “Todas queremos tener energía, pero la verdadera energía llega cuando estamos enchufadas a nuestros valores”, afirma.
Cuidar de una misma, con menos culpa, se convierte así en una forma de liderazgo. Es entender que la calma también es productiva, que el descanso también crea y que el bienestar no es la meta, sino el punto de partida.
En un mundo que a menudo mide el valor por la velocidad, la propuesta de Mery Viñas suena revolucionaria: liderar con cuerpo, con alma y sin máscaras. Y recordarnos que, para sostener a otros, primero hay que sostenerse a una misma. Y que el éxito más profundo tal vez no esté en llegar más lejos, sino en hacerlo sin dejarse atrás.
