Cuando hablamos de emprendimiento, las noticias más llamativas son las relacionadas con grandes rondas de inversión o ventas exitosas de empresas. Sin embargo, en España 7 de cada 10 emprendimientos fracasan. Eso hace que la experiencia de cerrar tu compañía sea muy frecuente para un emprendedor. Es un escenario con altas probabilidades.
Una emprendedora que acaba de tener esa experiencia es Celina Tamagnini, cofundadora de Circoolar y mujer WITH. Celina montó Circoolar en 2019 después de que el intraemprendimiento que había desarrollado para PepsiCo fuera tan bien que decidiera apostar por convertirlo en una compañía independiente. Y no lo hizo sola. La montó junto a Luis Ribó, quien por entonces era un conocido y hoy es un amigo. Pero tras 5 años de mucho esfuerzo, la empresa de uniformes sostenibles y ropa ecológica para empresas no consiguió validar su propuesta en el mercado.
El pasado jueves, 14 de noviembre, Celina compartió su experiencia con las mujeres de la red WITH. Lo hizo durante una conversación con Marisol Menéndez, fundadora y CEO de WITH, en la que Celina habló sin tapujos sobre hitos, errores y aciertos, pero sobre todo sobre los aprendizajes de su aventura emprendedora.
El primer punto que exploró Celina fue la importancia de tener un cofundador y de haber definido de antemano las bases de su colaboración y los valores de la empresa. "Como Luis y yo no habíamos trabajado juntos decidimos hacer unas sesiones con una coach para analizar nuestras personalidades, valores y límites. Descubrimos que éramos muy parecidos y lo que para ambos era innegociable: correr el riesgo de perder a nuestras familias. Gracias a la coach logramos entendernos muy bien y tener herramientas para acompañarnos y apoyarnos", explicó.
A continuación Celina hizo un repaso de la historia de Circoolar. "Durante la pandemia produjimos mascarillas, conseguimos el sello B Corp, levantamos dos rondas de financiación, ganamos un premio internacional que nos dio confianza y reconocimiento, ampliamos equipo y fuimos creciendo. Pero las ventas no acompañaban. Algo fallaba. Y cuando quisimos hacer el cambio de rumbo que teníamos planeado, no tuvimos tiempo", rememoró.
En Circoolar vivieron una de las disyuntivas más habituales de las compañías innovadoras: la captación de capital. "Las rondas de financiación son muy difíciles porque hay que vender para demostrar a los inversores que el negocio crece, pero si le dedicas tiempo a la ronda no se lo dedicas a las ventas", comentó la emprendedora, que asegura que sabiendo lo que sabe hoy hubiera tomado decisiones distintas respecto a la financiación de su compañía.
Ciclos de venta largos, clientes que hacen pedidos menores de lo esperado, subvenciones que no llegan y una regulación prometedora que nunca se aprobó. Las cosas no salían como estaban previstas y se agotaba el tiempo. Celina mencionó cómo participar en el WITHtalks Cataluña la ayudó a plantearse la decisión desde otra perspectiva. En esa sesión Carlota Mateos –fundadora de Rusticae, PlenEat y Ancla.Life– habló sobre burnout y salud mental. "Me di cuenta de que mi sensación es que me estaba desbordando y que mi salud no iba por buen camino. Así que no fue solo una decisión profesional, sino también personal. No sabía si me veía capaz de seguir", recordó.
Tras sopesar el rumbo de la empresa durante varios días, Celina y Luis decidieron poner fin a su proyecto. Al principio trataron de vender la empresa, pero al no conseguir una buena oferta, optaron por el cierre. "Lo más duro fue compartir la decisión con los empleados, a los que teníamos que despedir. Hablar con los inversores también fue difícil, pero habíamos mantenido una conversación muy fluida con ellos a lo largo de toda nuestra trayectoria, así que no les pilló tan de sorpresa", comentó la emprendedora.
Para acompañarlos en el proceso de cierre, de nuevo el equipo fundador se apoyó en una coach. "Buscamos ayuda para hacer un cierre emocional de la etapa", señaló Celina, quien comparte que durante varias sesiones hicieron un repaso de la historia de la empresa, un recorrido por sus momentos clave. "Yo sentía que todo el proyecto había sido muy desgastante, muy intenso emocionalmente; pero este trabajo me ayudó a ver que los primeros años habían estado llenos de ilusión y que lo duro había sido solo el final". En estas sesiones también hicieron el trabajo de detectar qué cosas no se querían llevar a próximos proyectos, como el agobio o el dolor del rechazo acumulado; y hablaron sobre de dónde sacar la energía para cerrar esta etapa y abrir la siguiente. "Es un proceso de duelo", afirmó.
Tras unos meses de descanso, Celina ha vuelto al trabajo. Se ha unido a Educo, una ONG de cooperación internacional por la infancia. El equipo de esta entidad valora la experiencia y las habilidades emprendedoras e intraemprendedoras de Celina, quien tiene el encargo de crear una startup dentro de la entidad.
Pasado el tiempo, Celina es capaz de quedarse con todo lo positivo de la experiencia. "De esta etapa me llevo muchas cosas positivas: un cambio de carrera, el crecimiento como persona y como mujer. Me faltaba autoestima y fue un chute; y además gané confianza y asertividad". Como reflexión final, Celina afirmó que se siente muy orgullosa de todo lo conseguido. "Todo lo hecho y vivido me ha abierto puertas y experiencias. Y quiero recordarlo así, como algo bonito que no pudo ser a nivel económico, pero que sí lo fue a nivel social y medioambiental. Me voy con el corazón lleno", concluyó.