Está demostrado que la diversidad es rentable, eficiente y atractiva al talento.
La construcción y el impulso de un nuevo modelo de liderazgo, aportará a las organizaciones más resiliencia, y aumentará sus probabilidades no sólo de sobrevivir, sino de crecer y prosperar.
La era industrial exigía esquemas de dirección jerárquicos, trabajo duro, control y racionalidad como pilares para crecer y obtener rentabilidad financiera. Nuestra realidad exige respuestas más centradas en las personas, inclusivas, abiertas y flexibles. Estructuras conectadas y diversas. Sólo así podremos afrontar conjuntamente los apasionantes y exigentes retos de nuestra sociedad.